Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de julio, 2018

Hoy te he vuelto a recordar.

He estado leyendo nuestras conversaciones, se que no debería, aún no sé porque lo he hecho, tal vez quería estar triste y tú siempre has sido la excusa perfecta para ello. Es increíble como cambian las cosas, estábamos tan bien… Se podía leer tanto amor… La forma en la que te preocupabas por mi, tus ‘Te echo de menos’ cuando hacía cinco minutos que estaba contigo. No sé cuando se rompió todo, de repente un día desperté sin ti, sin esos abrazos de ‘no te preocupes que todo saldrá bien’, sin la fuerza que me dabas para poder enfrentarme al mundo. No entiendo qué pasó, si fue el paso del tiempo, la rutina, o simplemente que las cosas terminan. Lo teníamos todo y ahora ya no me queda ni siquiera las palabras para decirte que si algún día vuelves, te estaré esperando. Sé que has conocido a alguien y sabes que yo también, pero hay personas que son debilidad y tú eres la mía. Estoy segura de que volvería a dejarlo todo si nuestros caminos se vuelven a cruzar. Los dos sabemos que

El cáliz de fuego.

Hace tal vez mil años que me cortaron, ahormaron y cosieron. Había entonces cuatro magos de fama de los que la memoria los nombres guarda: El valeroso Gryffindor venía del páramo; el bello Ravenclaw, de la cañada; del ancho valle procedía Hufflepuff el suave, y el astuto Slytherin, de los pantanos. Compartían un deseo, una esperanza, un sueño: idearon algo en común acuerdo, un atrevido plan para educar a jóvenes brujos. Así nació Hogwarts. Luego, todos y cada uno de los fundadores, fundó una casa diferente para los diferentes caracteres que tendría el alumnado. Para Gryffindor el valor era lo mejor; para Ravenclaw, la inteligencia. Para Hufflepuff el mayor mérito de todos, era romperse los codos. El ambicioso Slytherin, ambicionaba a los alumnos ambiciosos. Estando aún con vida, se repartieron a cuantos venían, pero... ¿cómo seguir escogiendo cuando estuvieran muertos y en el hoyo? Fue Gryffindor el que halló el modo de hacerlo: me levantó de su cabez