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Mi mejor libro de autoayuda.

Que no, que no pienso arrepentirme de cuánto te he querido, que no pienso arrepentirme porque te quise lo más que pude, y como yo sé querer.
Sí, soy humana y cometo errores, lo admito, y tú fuiste el error más bonito que yo quise cometer, aunque siempre te voy a considerar la opción más acertada que he escogido en toda mi vida.

No pude dar más, ya que por mi parte lo di todo, aunque si que me hubiese gustado hacerlo mejor, y si no funcionó, quizá fue porque no tenía que funcionar, puede ser que sí pero que ese no era el momento, y que puede ser que en un futuro nos volvamos a encontrar, aunque más heridos, más mayores, y ya no es físicamente, con más hostias dadas, pero más sabios, con más ganas de comernos el mundo, y con ello, de nuevo a nosotros.

Fuiste tú, quien me creaste las mejores heridas que he tenido, que me enseñaste a saber amar de verdad como nadie antes lo había hecho, que me subiste al cielo estando a escasos metros del suelo, entre sábanas, en tu cama, y sobre todo, entre besos.

Fuiste la persona que me cogió de la mano cuando todo el mundo me había soltado y estaba contra mí, fuiste mi refugio, mi salvavidas y mi hogar.

Que por más que quiera, no voy a poder olvidar tu manera de salvarme, la manera en la que me anteponías a todo, incluso a ti, y tu manera de presumir de mí, aunque siempre creí que no había motivo por el que hacerlo.

Yo, no voy a poder olvidar tu manera de mirarme, esos ojitos que me miraban siempre con tanto amor, y sobre todo, de cuidar de mis monstruos cada noche para que me dejasen tranquila y pudiese dormir en paz.

Que cada vez que me preguntan, no tengo palabras malas para ti, porque durante tanto tiempo has sido lo mejor de mi, aunque ahora lo diga en pasado, "durante tanto tiempo fuiste lo mejor de mi."

No puedo decir algo que no creo, que no sale de dentro de mi, como que nunca más volveré a enamorarme, porque yo quiero, quiero seguir aprendiendo de la vida, de mi misma. Y, cuando pueda, dar de nuevo a alguien un cachito de mi corazón, para que alguien más lo coja y lo merezca, y comparta conmigo las ganas de caminar a las tantas de la mañana o de compartir momentos que nunca más ocurrirán, solo con esa persona. Como un día lo hiciste tú,

No volveré a echarme en cara todo aquello que hice mal, porque después de tanto tiempo ya no veo caídas, veo aprendizajes entre tantas cosas malas, y tú, tú, fuiste mi mejor libro de autoayuda que nadie pudo ni podrá leer, solamente yo.

Así que, gracias a ese pequeño libro de autoayuda que en su día pudiste regalarme, ahora estoy feliz, llegando a la última parada de esta etapa.


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Voy a partirme el pecho para escribir esto, así que si quieres, aprovecha y cuélate dentro. Qué fácil sería tenerte ahí toda una vida, quizás por eso te pido doce, y quizás por eso mismo debería pedirte unas cuantas más. Yo por mi parte, sigo sin entender qué es lo que has visto en mí, pero sea lo que sea, no quiero que dejes de mirarme así. Porque tiemblo, sé que eres tú porque tiemblo, porque ya me imaginé besándote seis veces antes de besarte, antes de siquiera conocerte. Porque no te puedes imaginar cuánto llegué a temer a tus labios. Sé que eres tú porque existes, porque lates y me paras el corazón y lo manejas a tu antojo cuando duermes sobre mi pecho. Sé que eres tú porque desde que llegaste, mi único miedo son tus miedos, y te juro que ahora envidio a la niña que temía al monstruo de debajo de mi cama. Pensar en tus dudas me tambalea la vida, déjame sacarlas a bailar, que ya se que no tengo ritmo pero es que me encanta verte reir. Porque yo hice esperar 45 minutos,

Queriendo en silencio.

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