Ir al contenido principal

El karma.


Miles de situaciones vividas, llenas de lágrimas.
Nunca sabes si va a merecer la pena seguir hacia adelante o es mejor quedarse atrás y parada mirando el pasado, echando de menos cosas que tenías y que ahora ya no tienes por no saber cuidarlas.
Querer, el verbo más pronunciado por millones de personas al día. Esa palabra que la gente tanto teme muchas de las veces, ese verbo que tanto necesitas escuchar al oído y en voz baja, seguido de un gran abrazo que transmita tranquilidad y paz… Esa tranquilidad que a veces las personas necesitamos para poder seguir adelante con nuestra vida o simplemente necesitas para poder sonreír y dejar los problemas a un lado, que se te pare el tiempo por un pequeño instante.

El karma, todo lo que siembras durante tu vida, llegará un momento, que te hará pasar por todos aquellos momentos malos que hiciste tu pasar a alguien en un pasado. Y hay veces que no te das cuenta del daño que haces, de que si descuidas a una persona por mucho que la quieras la vas a perder y te vas a estar arrepintiendo toda la vida. Que si criticas a una amiga, que la quieres y en vez de hablarlo bien y a la cara lo haces a la espalda y mal, acabas perdiendo a esa amiga que tanto quieres.
Que las personas mas importantes son las que tienes a tu lado, pero que si no le dedicas tiempo y amor, llegará un punto en el que se irán de tu vida, y ya no tendrás a aquellas personas que te abrazaban, te escuchaban y que te paraban el mundo cada vez que lo necesitabas.

Ahora solo queda mirar hacia adelante por mucho que cueste, que no importa lo demás y que si de verdad te importa debes de ir a por ello, con todas tus fuerzas.


Comentarios

Entradas populares de este blog

Mi mejor libro de autoayuda.

Que no, que no pienso arrepentirme de cuánto te he querido, que no pienso arrepentirme porque te quise lo más que pude, y como yo sé querer. Sí, soy humana y cometo errores, lo admito, y tú fuiste el error más bonito que yo quise cometer, aunque siempre te voy a considerar la opción más acertada que he escogido en toda mi vida. No pude dar más, ya que por mi parte lo di todo, aunque si que me hubiese gustado hacerlo mejor, y si no funcionó, quizá fue porque no tenía que funcionar, puede ser que sí pero que ese no era el momento, y que puede ser que en un futuro nos volvamos a encontrar, aunque más heridos, más mayores, y ya no es físicamente, con más hostias dadas, pero más sabios, con más ganas de comernos el mundo, y con ello, de nuevo a nosotros. Fuiste tú, quien me creaste las mejores heridas que he tenido, que me enseñaste a saber amar de verdad como nadie antes lo había hecho, que me subiste al cielo estando a escasos metros del suelo, entre sábanas, en tu cama, y sobre todo...

Queriendo en silencio.

Todavía te pienso cuando creo que no lo hago, cuando me preguntan si ya he olvidado, cuando miro a la luna porque dijimos que estuviésemos donde estuviésemos, no estaríamos tan lejos si la veíamos en el cielo. Busco tus ojos entre la gente deseando encontrarlos para pedirles que se queden. Vuelvo a fallar, a esperar un salvavidas que no caerá en el mar mientras yo me ahogo en mis propios pensamientos al creer que volverás, como un náufrago a la deriva en un juego de azar. ¿Qué hicimos mal? ¿Por qué no vuelve todo a atrás? ¿Por qué cuánto más quiero olvidarte, antes vuelves a mi mente para decir que nunca te irás? Cada recuerdo que lleva por dentro y que le es imposible sacar, que si tuviese la oportunidad de volver a conocerte, lo haría, aun sabiendo lo que va a pasar, aun conociéndote como te conozco ahora. Todavía pienso en cada herida qué cosiste y en cada beso a todas las cicatrices, los paseos bajo la lluvia, en los que daba igual mojarse y cada manera en la que hiciste desa...

Doce vidas.

Voy a partirme el pecho para escribir esto, así que si quieres, aprovecha y cuélate dentro. Qué fácil sería tenerte ahí toda una vida, quizás por eso te pido doce, y quizás por eso mismo debería pedirte unas cuantas más. Yo por mi parte, sigo sin entender qué es lo que has visto en mí, pero sea lo que sea, no quiero que dejes de mirarme así. Porque tiemblo, sé que eres tú porque tiemblo, porque ya me imaginé besándote seis veces antes de besarte, antes de siquiera conocerte. Porque no te puedes imaginar cuánto llegué a temer a tus labios. Sé que eres tú porque existes, porque lates y me paras el corazón y lo manejas a tu antojo cuando duermes sobre mi pecho. Sé que eres tú porque desde que llegaste, mi único miedo son tus miedos, y te juro que ahora envidio a la niña que temía al monstruo de debajo de mi cama. Pensar en tus dudas me tambalea la vida, déjame sacarlas a bailar, que ya se que no tengo ritmo pero es que me encanta verte reir. Porque yo hice esperar 45 minutos, ...