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Cuando me veas.

Cuando me veas ya no me reconocerás. Te preguntarás que fueron de todos aquellos juegos a los que nos comprometimos a jugar y de los que yo ya no quiero saber nada.

Me mirarás e intentaras encontrar todas las ganas que te puse hace ya un tiempo. Te juro que no las encontrarás.

Te sorprenderás, al darte cuenta, de que yo ya no paso por la cuerda floja de tu precipicio, que desde la última hostia, por fin he espabilado. Si, si, me ha costado.

Me verás muy viva, pero no por ti, faltaría más.
Me verás derrapar por curvas de sonrisa que si merecen la pena, te fijarás y te darás cuenta de que yo ya no tengo miedo, que el cinturón lo llevo de decoración y solo dejo que me acompañen a las personas que saben que sin riesgo la vida no tiene gracia.

Me verás y te preguntarás que fue de la cría que siempre viste en mi o que pensaste que fui. Esa cría se bajó hace tiempo de tu tren y fíjate, que estaba tan harta de perder trenes que se construyó el suyo propio. Ahora viaja por ahí sin rumbo buscando vistas que sí merezcan. Librando sus guerras personales.

Que una se cansa de librar guerras que no van con ella. Una se cansa de sostener lo insostenible. De que no la quieran y para que no te quieran mejor irte. Y yo me fui. Tan lejos como pude.

Tan lejos, que por si me ves, no te extrañes si me encuentras bailando tangos con la verdad e ignorando las mentiras, que las mentiras siempre acaban pisando y tengo los pies hinchados de tantos pisotones.

Cuando me veas, déjate de juegos, que me los se de memoria y me aburren.

Pues eso, todo esto, para cuando me veas.


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Que no, que no pienso arrepentirme de cuánto te he querido, que no pienso arrepentirme porque te quise lo más que pude, y como yo sé querer. Sí, soy humana y cometo errores, lo admito, y tú fuiste el error más bonito que yo quise cometer, aunque siempre te voy a considerar la opción más acertada que he escogido en toda mi vida. No pude dar más, ya que por mi parte lo di todo, aunque si que me hubiese gustado hacerlo mejor, y si no funcionó, quizá fue porque no tenía que funcionar, puede ser que sí pero que ese no era el momento, y que puede ser que en un futuro nos volvamos a encontrar, aunque más heridos, más mayores, y ya no es físicamente, con más hostias dadas, pero más sabios, con más ganas de comernos el mundo, y con ello, de nuevo a nosotros. Fuiste tú, quien me creaste las mejores heridas que he tenido, que me enseñaste a saber amar de verdad como nadie antes lo había hecho, que me subiste al cielo estando a escasos metros del suelo, entre sábanas, en tu cama, y sobre todo

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