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Día 10. #YoMeQuedoEnCasa

Hoy voy a escribir algo diferente, que salga de mí.  Hoy en día estamos viviendo una pandemia que se está llevando a mucha gente, que está contagiando a muchas personas. Hoy, día 23 de marzo de 2020, 10 días de confinamiento, encerrada en casa. A día de hoy, podría decir que no hago más que pensar en los reencuentros. Reencontrarme con mi madre y mi padre, conocer al bebé más esperado, besar a mis abuelos. Porque además, esto me está sirviendo para darme cuenta de que tenemos que valorar más las cosas que habitualmente tenemos. Diariamente, en nuestras vidas normales, no visitamos a nuestros familiares, no llamamos a nuestros padres, no llamamos a nuestros mayores; pero me quedo con que esto, me está sirviendo para darme cuenta de que a partir de ahora, día a día les prestaré más atención, los llamaré, los besaré. Porque… ¿Qué nos cuesta decir a unos padres que los queremos? Normalmente no estamos acostumbrados a hacerlo, pero deberíamos. Familia, os quiero. Solo pienso en pisar
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Y te quise, cuando no quería querer a nadie.

No entrabas en mis planes. No entrabas en mis planes, pero como en cualquier juego, la partida puede cambiar dependiendo de por quién apuestes. Y al final, aunque me costó lo hice. Entiéndeme, salía de algo serio y no me apetecía tener que estar demostrando nada a nadie que no fiera a mi misma.  Sentir, volar, caminar sin preocupaciones, pero sobre todo con la libertado que siempre me ha caracterizado. Llegaste cuando menos te necesitaba, me demostraste cosas que no quería ver... Y al final, terminé quitándome la venda y me dejé llevar, solo por el hecho de seguir siendo yo. Y joder, no me arrepiento de haberme jugado tanto por ti. No sé qué somos, tampoco quiero saberlo, pero me encanta. No sé qué nos deparará el futuro, ni tampoco si el tiempo girará en nuestra contra tarde o temprano. Lo que sí que sé, es que quiero disfrutar de esto. No sé qué pasa por tu cabeza, si me echas de menos, si me necesitas, si me quieres, si estás enamorado... pero sé que estás ahí, a mi lado, hast

Prometí cambiarte la vida.

No te prometo estar para toda la vida, pero sí te prometo cambiartela. Quiero que des un vuelco cuando me veas llegar, y que no vuelva a ser la misma si me marcho.  Quiero demostrarte que las chicas locas también sabemos querer de verdad y, que merece la pena romperse el corazón por alguien que es sincero.  Te quiero a mi lado y, juro, que no seremos un simple nosotros que irá a parar al mar sin razón y sin retorno. Porque, yo, prometo cambiarte tanto la vida que no sabrás jamás volver al inicio sin mí de la mano.  Además, te juro que te haré sonreír en invierno y abrazarte en verano aunque haga calor, porque no vamos a ser normales; lo nuestro nunca será normal y te darás cuenta con el paso de los días. Porque soy de esas personas que se prometen a sí mismas alterar corazones con tal de hacer sonreír a la persona.  Una vez, me dijeron que al menos, una vez en la vida, tenía que cambiarle la vida a alguien, fuese el tiempo que fuese. Y eso, es bonito incluso aunque no dure. 

Doce vidas.

Voy a partirme el pecho para escribir esto, así que si quieres, aprovecha y cuélate dentro. Qué fácil sería tenerte ahí toda una vida, quizás por eso te pido doce, y quizás por eso mismo debería pedirte unas cuantas más. Yo por mi parte, sigo sin entender qué es lo que has visto en mí, pero sea lo que sea, no quiero que dejes de mirarme así. Porque tiemblo, sé que eres tú porque tiemblo, porque ya me imaginé besándote seis veces antes de besarte, antes de siquiera conocerte. Porque no te puedes imaginar cuánto llegué a temer a tus labios. Sé que eres tú porque existes, porque lates y me paras el corazón y lo manejas a tu antojo cuando duermes sobre mi pecho. Sé que eres tú porque desde que llegaste, mi único miedo son tus miedos, y te juro que ahora envidio a la niña que temía al monstruo de debajo de mi cama. Pensar en tus dudas me tambalea la vida, déjame sacarlas a bailar, que ya se que no tengo ritmo pero es que me encanta verte reir. Porque yo hice esperar 45 minutos,

Siempre he sido yo.

Yo siempre he sido de tropezar mil veces con la misma piedra, aún sabiendo que puedo atraparla. Siempre he sido de amar los desastres, y eso, que no es muy fácil convivir con uno día a día. Yo siempre he sido de llevarme bien con los huracanes, porque dicen que si estás dentro de ellos, no te afectan.  Siempre he ido a contracorriente, de amar lo imposible y, de intentar volar con las alas quebradas.  Hace muchísimo tiempo que se rompieron.  Yo siempre he sido de decir que no, de ir vestida de negro, de no arriesgarme por miedo a la caída y sobre todo, de no saber querer. He perdido a muchísimas personas, que por suerte o por desgracia, ahora están mejor sin mí y, qué putada.  He perdido a esas personas que ha preferido que su orgullo se quedase intacto. Por no correr detrás de aquellas personas y decirles "Quédate", aunque fuese, de felicidad.  Los domingos están hecho para echar de menos, para romperse uno mismo un poquito más, y después coger los pedaci

Mi mejor libro de autoayuda.

Que no, que no pienso arrepentirme de cuánto te he querido, que no pienso arrepentirme porque te quise lo más que pude, y como yo sé querer. Sí, soy humana y cometo errores, lo admito, y tú fuiste el error más bonito que yo quise cometer, aunque siempre te voy a considerar la opción más acertada que he escogido en toda mi vida. No pude dar más, ya que por mi parte lo di todo, aunque si que me hubiese gustado hacerlo mejor, y si no funcionó, quizá fue porque no tenía que funcionar, puede ser que sí pero que ese no era el momento, y que puede ser que en un futuro nos volvamos a encontrar, aunque más heridos, más mayores, y ya no es físicamente, con más hostias dadas, pero más sabios, con más ganas de comernos el mundo, y con ello, de nuevo a nosotros. Fuiste tú, quien me creaste las mejores heridas que he tenido, que me enseñaste a saber amar de verdad como nadie antes lo había hecho, que me subiste al cielo estando a escasos metros del suelo, entre sábanas, en tu cama, y sobre todo

Queriendo en silencio.

Todavía te pienso cuando creo que no lo hago, cuando me preguntan si ya he olvidado, cuando miro a la luna porque dijimos que estuviésemos donde estuviésemos, no estaríamos tan lejos si la veíamos en el cielo. Busco tus ojos entre la gente deseando encontrarlos para pedirles que se queden. Vuelvo a fallar, a esperar un salvavidas que no caerá en el mar mientras yo me ahogo en mis propios pensamientos al creer que volverás, como un náufrago a la deriva en un juego de azar. ¿Qué hicimos mal? ¿Por qué no vuelve todo a atrás? ¿Por qué cuánto más quiero olvidarte, antes vuelves a mi mente para decir que nunca te irás? Cada recuerdo que lleva por dentro y que le es imposible sacar, que si tuviese la oportunidad de volver a conocerte, lo haría, aun sabiendo lo que va a pasar, aun conociéndote como te conozco ahora. Todavía pienso en cada herida qué cosiste y en cada beso a todas las cicatrices, los paseos bajo la lluvia, en los que daba igual mojarse y cada manera en la que hiciste desa